No obstante lo que pudiera pensarse con respecto a este tipo de arte, muchas veces ilegal, su valor de mercado tiende cada vez más a superar expectativas. Tanto así, que la obra de uno de sus más reconocidos exponentes a nivel mundial, el británico que se ampara en la sombra del seudónimo Banksy, obtuvo recientemente un valor de mercado para una de sus obras que superó los 20 millones de dólares.
El arte urbano es un movimiento que engloba tanto al graffiti como a otras formas de expresión artística callejera. El término hace alusión al arte callejero cuya traducción viene de la expresión street art, y se refiere a todo el arte de la calle, frecuentemente ilegal. El mismo, describe el trabajo de personas que han desarrollado un modo de expresión a través del uso de diversas técnicas tales como plantillas, posters, pegatinas, murales y grafitti, entre algunas de las más relevantes.
Esta forma de arte, representa una nueva modalidad de comunicación que se apoya en textos cuyo contenido manifiestan generalmente una opinión con respecto a determinados tópicos, que encierran una crítica política o social o una mera reflexión; para ello, se vale de diversos elementos del propio entorno para generar sorpresa con un tono de irreverencia muy característica de esta propuesta.
No obstante lo que pudiera pensarse con respecto a este tipo de propuesta, muchas veces ilegal, su valor de mercado tiende cada vez más a superar expectativas. Tanto así, que la obra de uno de sus más reconocidos exponentes a nivel mundial, el británico que se ampara en la sombra del seudónimo Banksy, obtuvo en el año 2019 un valor de mercado que superó el millón de euros.
Uno de sus trabajos más conocidos Balloon Girl, que es el grafitti de una jovencita que deja escapar un globo en forma de corazón, es una de las obras de arte preferida del Reino Unido. El trabajo, que apareció junto a una tienda del este de Londres en el año 2002, fue retirada y vendida en el año 2014, por unas 500 mil libras, algo así como 560 mil euros o 651 mil dólares.
El récord que consiguió una de sus piezas el pasado octubre en una subasta de Sotheby’s en Londres, donde la obra se cotizó en 1,18 millones de euros, antes de pasar por una trituradora, y posteriormente el aumento de su precio cuando fue destruida, despertó un interés inusual en este subsegmento del arte.
Más recientemente, una obra del mismo autor donde honorifica los empleados y empleadas de salud que luchan contra nuevo coronavirus fue vendida por 23,1 millones de dólares en Christie’s en Londres.
Los trabajos de Banksy pueden ser encontrados en lugares como Inglaterra, Francia, Austria, España, Estados Unidos, Australia y hasta en la franja de Gaza.
Arte urbano rentable
Pero no sólo Banksy ha logrado cotizarse bien en los mercados a pesar de su carácter anónimo. Otros artistas “callejeros” han despertado el interés de compradores que apuestan por otras propuestas menos tradicionales, y a las que las galerías y casas de subasta prestan igualmente atención.
El interés despertado ante la autodestrucción de la obra de Banksy, alertó a los amantes del mundo del arte, sobre la importancia que grandes coleccionistas le están dando al arte urbano.
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Aparte de Banksy, hay artistas como Keith Haring, Shepard Fairey y Kaws quienes están teniendo de igual forma un éxito comercial importante. El caso de este último, un diseñador y artista estadounidense, se dice que sólo en el 2018 logró facturar 17 millones de dólares.
Al igual que él, existen otros muchos artistas urbanos que se han convertido en estrellas, tal es el caso de los grafiteros brasileños Os Gêmeos (Otávio y Gustavo Pandolfo), el estadounidense Barry McGee y su compatriota Shepard Fairey, conocido como Obey, que ha duplicado su volumen de ventas en subasta desde que participó en la campaña electoral de Barack Obama en 2012 con su cartel Hope.
No obstante, cuando se habla de arte urbano es imposible no mencionar a Jean-Michel Basquiat (el artista contemporáneo más caro del mundo) y a Keith Haring, que pintaban grafitis en el metro de Nueva York antes de que sus creaciones entraran en las principales colecciones de arte del mundo.
Con respecto a Basquiat su trabajo ha superado a su propia vida (murió con apenas 27 años) lo cual no ha impedido que llegue lejos en las subastas. Aunque su volumen de obras es limitado, ha sido suficiente para generar interés entre coleccionistas y museos que se las disputan, pagando por ellas elevadas sumas, y hoy por hoy, forma parte del pequeño club de artistas cuyas obras se han vendido públicamente por encima de los 100 millones de dólares.
Tal como señala un informe sobre el mercado del arte en 2017 de Arprice: “Con el apoyo de galerías internacionales y la estructuración del mercado de subastas, el arte urbano es una fuerte tendencia que involucra a una variedad de perfiles de coleccionistas, algunos modestos, otros ricos. Y las recientes evoluciones en este subsegmento, particularmente en Asia, sugieren que todavía tiene un potencial de crecimiento interesante”.