RIGOBERTO ASTUPUMA: Construye un complejo mundo alegórico

En el trabajo de Astupuma se encuentra una eficacia visual que trastoca la espontaneidad y vivacidad de las narrativas propias del ámbito infantil, por otras de carácter enigmático.

Rigoberto Astupuma (Caracas, 1978), formado en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), Caracas, con Maestría en Artes Plásticas, mención Investigación, en el Instituto Pedagógico Libertador, desarrolla un trabajo pictórico basado en géneros de amplia tradición en la historia de la pintura como las naturalezas muertas y los temas cortesanos, los cuales toma como pretexto para descomponer sus sentidos y potenciar sus significados a través del cruce con el imaginario urbano, el grafiti, el punk, la cinematografía, la ilustración, el manga y animé japonés, entre otras fuentes. La factura hiperrealista de su obra presenta un dilatado universo surrealista.

El artista se identifica con el Lowbrow (traducido como arte de ‘mal gusto’) o Surrealismo Pop, originado en Estados Unidos en la década de los ochenta. En este movimiento, considerado en sus inicios underground, hay una apropiación de los recursos visuales que circulan a través de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. De este modo, el trabajo de Astupuma se ubica en los límites de los estudios visuales, en los que el objeto de investigación es la imagen que procede de campos culturales distintos a las Bellas Artes, que han ampliado enormemente los modos de representación en el arte contemporáneo.

En las naturalezas muertas que realiza a partir de 2006, es recurrente la presencia de la carne cruda, cortada, empaquetada o en las carnicerías donde se beneficia, como en la obra Conejo empaquetado/Packed Rabbit, de 2008. Este elemento como símbolo sagrado o de poder es destronado, al mostrarlo en trozos para el comercio, para ser devorados. Desde estas primeras obras, Astupuma demuestra un alto dominio de las técnicas pictóricas, un manejo cabal del óleo, cuyas propiedades le permiten volver al soporte para retrabajar las superficies y lograr efectos de transparencias y detalles. Continúa con las series de las Vanitas (otra acepción de las naturalezas muertas y bodegones), referidas a la vacuidad del placer presente en el ‘bien estar’ que proporciona la comida, y todos los elementos relacionados con ella, expuestos con aguda simbología. Selecciona frutas colocadas en envases de vidrio, carnes, flores e incorpora otros elementos sin conexión aparente, como rostros suspendidos en la composición. En una modalidad distinta presenta personajes espectrales al lado de figuras angélicas, flores y animales, tal es el caso de Vanitas N° 12, de 2015.

Desde 2015 personifica a héroes de la cinematografía en escenas de ficción, como Yuriko y Stranger (2016), Dreams of Atlantis (2017) y La maga/The Mage, (2018). En su propuesta actual, que inicia a partir de 2018, se basa en cuentos de hadas, reinados y coronas, con los que desmonta la pintura de tema aristocrático, de ambientes agradables y colores luminosos. El tratamiento fisonómico corresponde al lenguaje del dibujo de humor o historietas, de cabezas agrandadas en cuerpos pequeños y grandes ojos, de cierto patetismo en su expresión. Las resoluciones compositivas frecuentemente corresponden al arte clásico, presente en los volúmenes, en las perspectivas, y en paisajes incorporados a escenas interiores para generar puntos de fuga. En apariencia son composiciones estáticas, adecuadamente organizadas, que, sin embargo, dejan la sensación de suspensión. Esa atmósfera inerte perturba porque los significados de los elementos, inevitablemente, llevan a múltiples interpretaciones.

Los protagonistas están acompañados por un imaginario animal, que ha sido humanizado, satirizado como los personajes de Esopo. Muestran una sugerente seguridad -en medio de una escenografía de manjares, peluches, dinosaurios, ojos, rosas- que miran al espectador retando a que ciertas situaciones sean aclaradas como en Minervo’s Show (2018). En La orden y Avalon, ambas de 2018, y La coronación de Omega/ Omega’s Crowning (2019), las reinas aparecen con semblantes expectantes, acompañadas por lobos y ovejas, o por apetitosas golosinas. La profusión de detalles y elementos abre puertas a otras realidades ambiguas. En The Bedroom (2019), la joven, acompañada por juguetes burlescos y un zorrillo, muestra una atmósfera turbia. Con Fable N° 5, de 2018, evoca temas victorianos y barrocos, tal como Velázquez se burlaba de las caballerías, pero en este caso de manera fabulada.

El resultado plásticamente elaborado es una de las características del Surrealismo Pop, retomando así, la tradición pictórica contraria a ciertas orientaciones conceptuales del arte contemporáneo. En el trabajo de Astupuma se encuentra una eficacia visual, que trastoca la espontaneidad y vivacidad de las narrativas propias del ámbito infantil, por otras de carácter enigmático. Construye un complejo mundo alegórico, con importante influencia de Mark Ryden, uno de los más notorios artistas de esta tendencia.

En 2016 participó en la exposición colectiva “OASIS: La Fotopintura y la Pictofotografía”, organizada por GBG Arts en Caracas. La investigadora Sagrario Berti, propone estos dos conceptos para clasificar las obras que presentan cruces entre la pintura y la fotografía, incluyendo a Astupuma en este horizonte común en el tratamiento de las formas. En esta misma galería forma parte de Formato Pixeles, proyecto concebido para la difusión internacional de artistas locales, además de estar presente en Gamboa Art Collection, en Miami, y en colecciones privadas.