Ejemplo de esta realidad es la pareja que, como un equipo, avanza con un bolso repleto de iniciativas, aventuras, deseos de innovar y, sobre todo, servir más allá de la mera iniciativa expositiva.
Galería GBG es un territorio donde se respira reflexión, adaptación, atrevimiento y, en términos más espirituales, fe. Gabriela Benaím y Mario Matos, líderes de esta «ventana del arte», son quienes cada día se arriesgan a seguir soñando y apuestan por la propuesta local sin dejar de explorar otros territorios, pero fieles a la creencia de que el arte puede trascender y superar los muros de una galería y ser parte del imaginario urbano.
Precisamente cuando Matos habla sobre aquellas ideas que asocia con estos tiempos marcados por crisis, lanza como un torpedo y sin tapujos, que la palabra que asoma en su pensamiento es: Adaptación.
«Es una palabra muy proactiva. Y, en GBG, creemos que siempre es posible hacer a pesar de las circunstancias. Asociaría también a ella la palabra reflexión; todo este proceso que vivimos nos ha invitado a reflexionar. Estábamos acostumbrados a la bonanza y esto nos ha forzado a reinventarnos, readaptarnos, reorganizarnos, e inclusive fortalecernos, y enfilar nuestro proyecto e ideas con otras miradas», acota. Destaca que las actuales circunstancias, los llevaron a pensar sobre aquello que se venía haciendo tradicionalmente en el mundo del arte. «Hemos planteado redirigir la Galería GBG hacia otras áreas.
De hecho, estamos en un proceso de reestructuración en este momento».
En ese sentido, «tenemos una línea orientada hacia lo externo porque obviamente el país se ha puesto bastante complicado, pero también tenemos otra parte que cree en Venezuela, y en los emprendimientos que se hacen actualmente. Lo que queremos es atraer todos esos emprendimientos que están relacionados con nuestro campo y generar ideas nuevas».
Espíritu de Familia
GBG es una galería, cuyos líderes la describen como un espacio abierto y de encuentro. Señalan que el trabajo en equipo es parte de la filosofía que comparten con los artistas: «Trabajamos e intentamos seguir consolidándonos a través de un esquema de familia, en el que la escucha es muy importante. Nos retroalimentamos con nuevas ideas. Evaluamos constantemente cómo abrirnos a nuevos escenarios».
En ese sentido, Manuel Matos destaca que la palabra experimentación tiene mucho que ver con lo que aspiran ver materializado. «Queremos hacer unas pruebas, y explorar un poco esas mezclas interdisciplinarias, e integrarlas a ver qué tal funciona. Eso será una línea paralela a lo que regularmente hacemos. No obstante, nos gustaría que este sitio se transformara en un sitio de encuentro para reflexionar sobre estos temas».
Comienzos
GBG comenzó como una galería que apoyaba a los artistas noveles. «Nos manteníamos en esa línea, y para ello organizábamos una muestra dedicada a estos nuevos nombres. Eso fue un poco el origen de lo que nos impulsó», resalta Gabriela Benaím, quien agrega: «En mi caso, por ser hija de dos artistas, he estado ligada desde muy joven al mundo del arte.
Hemos trabajado con artistas consagrados, sin embargo, somos plurales, dependiendo de la curaduría, vamos viendo e invitando a los artistas. Por aquí han pasado casi todos los curadores y con cada uno de ellos hemos aprendido a trabajar, lo cual ha sido una maravillosa experiencia de formación para la Galería».
Aunque en GBG cuentan con una «gran familia de artistas», resaltan que «no estamos cerrados a nuevas propuestas». Prueba de ello es el proyecto Pixeles, “propuesta en pequeño formato que tenemos y que cuenta con curaduría».
«Pixeles es un proyecto que fue idea de José Luis García, él quería presentar una muestra que relacionara el arte y la tecnología, la idea era presentar piezas en un único formato. Era una especie de cartografía de la plástica nacional, donde las piezas generalmente estaban concebidas para funcionar de manera unitaria. Aquí la matriz convive y se forma a través de las diversas expresiones de cada uno de estos artistas. Todos entran en ese formato, pero hay una dinámica que juega con esa gran matriz, que surge a partir de la disposición de todos los artistas juntos. No de manera unitaria», aclaran. Explican que en este proyecto, el cual tiene más de quince años y cuenta con libro y una página web, han participado más de 200 artistas.
Mercado Rentable
Sobre lo atractivo o rentable que pudiera ser el mercado del arte en estos momentos, tanto Benaím como Matos, señalan que las herramientas y plataformas tecnológicas que hoy existen permiten la libertad de generar muestras que tienen un corte institucional.
Benaím señala que «en Venezuela hay tanto talento y artistas, que siempre van a ser una tremenda inversión, porque además no han parado sus procesos creativos; al contrario, aquí están saliendo y surgiendo cosas interesantes a partir de lo que está sucediendo. Hay un camino cuesta arriba, dadas las circunstancias actuales, pero es tanta la calidad de los buenos artistas que creo que el arte siempre va ser una buena inversión», apunta.
En esa línea, GBG cuida que los interesados en invertir en arte se acerquen en un primer momento desde las sensaciones y la emoción. «Hay varios modelos de inversión. Hay inversiones en grandes maestros, y otras que son a más largo plazo de jóvenes artistas. Sin embargo, lo primero que recomendamos al comprador es que sienta la obra, tratamos inclusive de llevarlos a conocer los talleres para que conozcan a los artistas, y tengan un contacto más directo y sensible con el trabajo y su autor».
En cuanto a los artistas, intentan que sean fieles a su propuesta. «Tratamos de apoyarlos a nivel de promoción e internacionalización de su obra. Los ayudamos a que saquen publicaciones y expongan en otras partes, que participen en ferias internacionales, festivales, y de esa manera se garantiza la carrera.
Por supuesto, también es importante el compromiso con su propia investigación con la capacidad de análisis de sus elementos, con el trabajo diario de taller, lo cual debe ir ligado a su calidad humana».
Tanto Gabriela Benaím como Mario Matos, coinciden en que el aspecto intuitivo en el negocio del arte es vital.
«Por supuesto, nuestros gustos son diversos, aunque nos complementamos. Creo que es muy subjetivo y más intuitivo. Y es tan importante que vendes lo que tu instinto te dice puede ser un buena inversión».
Por Humberto Luque Mendoza