El encuentro con este «soñador» fue posible gracias a los avances de la tecnología, que permitió esta grata conversación con un hombre que desde la distancia, está más cerca que nunca de su tierra y de promover iniciativas que para muchos son impensables en contextos abrumados por la crisis.
Su vida transcurre entre dos países, Estados Unidos y Venezuela, pero no por capricho, sino más bien por una incansable necesidad de querer tender puentes a partir del arte entre dos naciones hermanas.
Motivado por esa inquietud que lo ha movido desde hace más de tres décadas, el 22 de diciembre de 1987, Alí Cordero Casal, junto con un grupo de amigos, constituyó formal mente la Fundación Museo de Arte Acarigua Araure como una fundación privada y sin fines de lucro.
«Nuestro interés es apoyar a las artes, lo cual es algo que hacemos por gran vocación», señala. En ese orden, explica cómo ese año inicia su labor con la Fundación del Museo de Acarigua, centro que, tal como describe «está haciendo de esa zona un desarrollo más integral, porque ya en el área agrícola, ganadera y agroindustrial, era muy exitosa».
Para este apasionado del arte, la cultura es algo que abarca diversos aspectos. «Si tenemos mucha prosperidad, pero no tenemos cultura ese desarrollo no es completo, y en Acarigua nos hemos enfocado en el tema de la educación, a través de programas con niños de distintas escuelas; gracias a Dios el Museo siempre está lleno».
Ya para abril del año 1988, relata que habían recibido espacios en el antiguo Club Páez, un edificio ubicado en Acarigua y que cuenta con excelentes áreas.
Actualmente, la organización tiene una importante agenda de movimientos culturales venezolanos.
La «idea es colaborar en la difusión del arte venezolano, así como en la exposición de artistas extranjeros dentro de sus espacios, para llevar el arte a la población en general, siempre teniendo comonorte la educación», aclara.
No conforme con el desarrollo de esta ambiciosa iniciativa, en el año 1990 funda The Venezuelan American Endowment for the Arts, (VAEA), una organización sin fines de lucro cuyo objetivo principal es promover y fortalecer los lazos entre EE. UU. y Venezuela a través de las artes e impulsar actividades que incluyen la publicación, distribución y difusión de obras. «La idea es promover el arte venezolano en los Estados Unidos y el norteamericano en Venezuela; unidos y separados», subraya.
Con relación a la experiencia en EE.UU., destaca que a través de (VAEA), cuentan con varios programas de apoyo a los artistas en la diáspora; de igual forma, apoyan exposiciones en los distintos museos que tienen alguna relación con Venezuela; por ejemplo, Magdalena Fernández en el MOCA, Los Ángeles; Cruz-Diez en el American Society, entre otros.
«Simplemente quiero hacer un humilde aporte a mi país, no busco ningún reconocimiento, todo lo contrario, hemos creado reconocimientos para otros, los artistas, para personas que han hecho grandes contribuciones a las artes en ambos países», acota.
Explica que en esa línea han creado la Medalla Páez a las Artes, galardón que arriba a su novena edición, y que en el mes de noviembre será entregada a dos cineastas, Margot Benacerraf, ganadora de premios en Cannes, y Julian Schnabel, quien acaba de realizar una película sobre Van Gogh.
Insiste en que lo esencial de su intención es «usar a la cultura para relacionar a los dos países», apunta.
Más apoyo
Alí Cordero Casal, no obstante la intensa actividad que desarrolla con sus fundaciones, no para de sumergirse en otros proyectos. Cuenta con emoción, que (VAEA) ha ganado recientemente una licitación a través de la cual le fue otorgado un edificio de diez mil metros cuadrados, en New Rochelle, Nueva York. «Estamos muy felices porque es un proyecto que contempla a la realización de diversas actividades y contará con salas expositivas, un teatro y una sala de estudios curatoriales e investigación para las artes; además, tendremos un programa de residencia para artistas de todas las latitudes, incluidos, por supuesto, los venezolanos».
Explica Cordero Casal, por ejemplo, que si es un artista venezolano y tiene un planteamiento interesante que nuestros curadores consideren merece recibir apoyo, será invitado y nos visitará en los programas de residencia, los cuales contemplan una estadía de entre 90 y 120 días.
«Allí se les dará alojamiento, y sólo deberán comprometerse a hacer un proyecto por la ciudad, bien sea performing, exhibition…Como (VAEA) es una institución que apoya a todas las artes, entonces podremos recibir a artistas de muchos géneros, desde escritores hasta alguien de performing, bien sea actor, bailarín, músico… Nosotros los apoyaríamos en todo. La idea es que esta experiencia sea significativa para su carrera», acota.
El hombre más allá del arte
Alí Cordero Casal transmite serenidad al hablar; sin embargo, dentro de esa serenidad transpira dedicación y compromiso con aquello en lo que cree. En el plano personal y profesional, más allá de esos proyectos ligados a lo artístico, es un corredor de seguros dedicado a atender el ramo de las obras de arte o instituciones ligadas a ese mundo, tales como museos. De igual forma, tiene cercanía con el área de la construcción.
«Voy con mucha frecuencia a Venezuela, donde promuevo un hotel. Soy muy positivo, creo en mi país. En estos últimos años he ido desarrollando ese proyecto en mi ciudad natal, Acarigua, donde está el Museo; el mismo tendrá una espectacular arquitectura, con el pretendemos llevar a Acarigua un Hotel Boutique, que promocione el turismo, el desarrollo, y por qué no, recibir de vez en cuando a artistas para que participen de otra iniciativa: una Bienal Internacional de Arte, por lo tanto en los próximos años estaremos bastante ocupados tanto en los Estados Unidos como en Venezuela en darle a nuestros países lo mejor de nosotros desde el sector privado».
Expresa que el principal activo con el que cuentan para llevar a feliz término esos sueños, es la «unión de voluntades», ni la Fundación Museo de Acarigua ni el (VAEA) cuentan con gran respaldo financiero. «Todos los proyectos tienen sus patrocinantes, e implica mucho esfuerzo de nuestra parte, de los directivos, para buscar fondos y para convencer a los demás de que nuestras ideas son buenas, y que pueden ayudar a nuestro país. Espero que con los años este esfuerzo fructifique, y que podamos ayudar a mucha gente», resalta con convicción.
Camino recorrido
Nacido en Acarigua, Venezuela, el 12 de agosto de 1955, Alí Cordero Casal es el tercero de cinco hijos, del matrimonio entre Waldemar Cordero Vale, un político y ranchero venezolano, ex gobernador del estado Portuguesa, y Yuya Casal de Cordero, ama de casa y activista de múltiples iniciativas sociales.
Durante su infancia, debido a los compromisos de su padre, varias veces se vio obligado a asistir a diferentes escuelas, imponiéndole un estilo de vida nómada que permitió expandir sus horizontes y despertar ideas inquisitivas sobre el mundo.
Producto del despertar de esta temprana necesidad intelectual, a la edad de trece años, Alí Cordero Casal viaja a los Estados Unidos, determinado a estar expuesto a otras culturas. En este viaje reconoció su pasión por las artes, pasión que lo ha acompañado en todo su recorrido vital.
De vuelta en Venezuela, Alí Cordero Casal debe continuar sus estudios. Asiste a escuelas secundarias de primer nivel en Acarigua, para finalmente terminar sus estudios en el Colegio San Vicente de Paúl en Barquisimeto, Lara. Después de esto, decide mudarse a Caracas, capital de Venezuela, listo para asistir a la prestigiosa Universidad Católica Andrés Bello, donde estudió negocios.
También obtuvo una especialización en Seguros, en el Instituto de Seguros de la Universidad de Caracas, pero gracias a su increíble sentido comercial, inquietudes y determinación, logra establecer su empresa principal (incluso antes de terminar sus estudios) llamada ACC Brokers, que incluso hoy es reconocida y opera en Nueva York, Miami, Londres, además de Caracas. Simultáneamente a su prometedora carrera como empresario, y aún en sus 20 años, Cordero Casal decidió comenzar su colección de arte cinético contemporáneo, pop art y neo pop art, entre otras tendencias. Hoy, de hecho, esta colección, acumula más de 1.200 obras de artistas reconocidos, como Andy Warhol, Jesús Soto, Robert Mapplethorpe, entre otros.
Por Humberto Luque Mendoza